Jennifer López y Ben Affleck tardaron cerca de dos años en encontrar la mansión de sus sueños y ya que lo hicieron se decidieron por un inmueble de Beverly Hills de casi 61 millones de dólares.
La construcción, que está inspirada en el castillo Le Petit Trianon y es conocido como Wallingford Estate, vio pasar por sus puertas y pasillos a cualquier cantidad de personajes que la rodean de misterio y malas vibras.
La casa de Jennifer López y Ben Affleck, que data del año 2000, fue comprada en el 2004, por 14 millones de dólares, por Curtis Somoza, quien actualmente paga una condena de 25 años de prisión tras ser acusado de estafa por medio del esquema Ponzi.
Durante su estancia en el lugar, Somoza hizo una serie de remodelaciones, las cuales fueron concluidas por la magnate sudcoreana Jeoung Lee, quien en 2007 se hizo de esa lujosa e increíble residencia.
En los años subsecuentes la casa se convirtió en el espacio ideal para la realización y para el alquiler habitacional, una actividad que le dejó grandes dividendos a sus entonces dueños hasta que en el 2015 la propiedad fue testigo de un crimen después de que Majed Abdulaziz Al-Saud, un príncipe saudí, fuera acusado de presunto abuso sexual por parte de varias mujeres.
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A pesar de los señalamientos en su contra, el príncipe salió bien librado de la situación por no haber pruebas contundentes que lo involucraran en la comisión de un delito.
De acuerdo con The Wall Street Journal, la propiedad cuenta con más de 20 mil metros cuadrados y un espacio habitable muy amplio para hacer más confortable la estadía de ambos. También trascendió que hace tiempo que buscaban mudarse, aunque no lo venían consiguiendo.
La mansión tiene 12 dormitorios, 24 baños, 15 chimeneas, un garaje para 12 autos y una piscina muy grande. Sí, algo realmente increíble que solo algunas personas en el mundo pueden afrontar. Incluso también cuenta con una casa independiente para la seguridad, que a su vez tiene otras dos habitaciones.